En Instagram suelo escribir reflexiones o MiniRelatos. No me gustaría que te los perdieras. Es por esto que hoy te comparto los dos primeros relatos de la serie «relatos para gente sin tiempo».

Relato «septiembre»
Volver a empezar.
Una y otra vez, una vez más. Como si vivir no fuera suficiente.
Volver a nacer, en cada septiembre que promete un año mejor.
Tiene más vidas que una immortal, pero en realidad no vive en primera persona ninguna de ellas.
Ella prefiere la tercera persona del singular. Es un lugar más seguro, menos comprometido.
La primera persona implica más que respirar, implica actuar.
Volver a empezar, de nuevo, un septiembre lleno de propósitos por cumplir.
¿Y si esta vez es diferente? Y si… esta vez decide que quiere, por fin, conjugar su vida desde el Yo y no el Ella.
Y de repente, vuelve a ser la primera persona del
singular.
Fin.
Relato «del amor al odio»
Bebía para reavivarse.
Del susto se había desmayado y él la recogió del suelo y le ofreció agua.
Ella le pidió alcohol, porque ya no tenía nada que perder.
Había ido a verle después de muchos días de evitarla porque le costaba darle la noticia. Se casaba con Isabel.
Y ella hacía días que intentaba encontrarlo para decirle que esperaba un hijo suyo.
Mientras bebía, el ruido del hielo picando en el vaso le recordaba que el alcohol no era para el embarazo.
Calibraba sus opciones mientras escondía una barriga que, por ser demasiado pronto, nadie notaba excepto ella.
Si quería sobrevivir, si su bebé tenía alguna opción de vivir, de no ser un bastardo, solo tenía una opción: Isabel tenía que morir.
No sabía cómo, pero empezó a imaginarse la sensación cuando él le dijera que ya no podía casarse, porque su mujer ya no existía.
Y mientras tanto, él la observaba pensando que esa mirada perdida solo significaba que no le importaba nada de lo que le estaba contando.
Lo que él no sabía era que su vida empezaba a cambiar para siempre.
Fin.