
Yo nunca he sido de poesía. Sinceramente creo que no estoy capacitada para entenderla ni para gozarla como se merece. Pero he descubierto a Rupi Kaur y mi vida ha dado un giro interesante.
Llegué a este libro por la insistencia de las redes sociales. Empecé a verlo en cuentas que sigo en Instagram, y luego vi una foto donde ponía “ lo pierdes todo cuando no te quieres a ti misma -y lo ganas todo cuando lo haces”, y me pareció sublime. Quizá porque últimamente practico mucho lo de quererme, o quizás porque ese era el momento adecuado, pero sentí que debía obviar la cordillera de libros pendientes y hacer una excepción en mi propósito de año nuevo de no comprar más libros. Y no me arrepiento.
Sonará bastante excesivo, pero no eres la misma persona después de digerirlo. No porque escriba genial, que sí. Ni porque entre sus palabras haya un pasado tórrido y oscuro, que también. Sino porque parece que Rupi sea la voz que oyes en tu cabeza. Las reflexiones son tan obvias, tan llanas, tan cotidianas que se te cuelan en la piel y te llegan al alma. Su manera directa de afirmar, reflexionar y transmitir es casi increíble. Parece mentira que de una manera tan simple de expresarse sobre cosas corrientes pueda uno encontrarse ante tal obra maestra.
No te voy a mentir, cuando leí en algún lado que era una lectura empoderada me dio un poco de repelús. Desconfío bastante de las palabras que se ponen de moda y empoderamiento no es una excepción. Me parece que nos pasamos de vueltas usándola. Pero si buscaras esta palabra en el diccionario, debería haber una foto de Rupi Kaur al lado. La autora tiene una voz fuerte y con autoridad, reclama entre líneas su propia identidad, su derecho a vivir sin miedo, a respirar con fuerza.
Es un libro de esos que creo que voy a releer en bucle. Un libro que he llenado de pósits, de notas para mí misma en los márgenes. Lo he subrayado con fluorescente, con lápiz y boli. Lo he profanado, dirían los que no doblan las páginas y usan marca páginas. Pero creo que este libro es para olerlo, tocarlo, sentirlo y, sobre todo, respirarlo.