Como polvo en el viento. Leonardo Padura

Hoy te traigo una novela extensa: nada más y nada menos que 665 páginas de disfrute literario. Este es uno de esos libros con luces y sombras: por un lado está muy bien escrito, pero por otro requiere de cierta constancia para acabar de enganchar con la historia.

Narra la relación de un grupo de amigos que, como la vida misma, se acercan y se alejan a lo largo de los años. Bien descrito el sentimiento cubano y bien desarrollado en cuanto a los conflictos internos de un grupo de personas bien diferente y variopinto, es un retrato maravilloso de la vida misma.

Esta dividido en bloques, cada uno de ellos desde la perspectiva de uno de los protagonistas, y cada bloque se compone de varios capítulos. Cada uno de los narradores detalla su visión, combinando el presente y el pasado de una manera amena y sublime.

“Como polvo en el viento” se ha escrito con un lenguaje rico, pero a la vez sencillo y ligero. Hay párrafos enteros de pura poesía, descripciones precisas y reflexiones imperdibles. Este es uno de esos libros para disfrutar sin prisas, saboreando las páginas y deteniéndote en los detalles.

Me lo leí en Navidades (con una niña de 21 meses merodeando por la casa) y surfeando las contracciones de mi segundo embarazo. Por eso creo que me costó mucho acabarlo: fue una lectura intermitente. Un día podía leerme 100 páginas, pero después podía pasarme cuatro días sin tocarlo. Eso hizo que a veces me costara un poco reengancharme, pero una vez lo conseguía no lo podía dejar.

Primero, te diría que te apuntes en un papel los personajes: hay muchos y a menudo me pasaba que al leer un nombre no recordaba ni quién era. Es una novela compleja con mucha gente que si no te la lees con cierta constancia requiere de alguna chuleta para recordar qué papel tiene cada persona en la historia.

Segundo, no te guíes por la contraportada: es una novela difícil de explicar en unos pocos párrafos y el resumen que han hecho no se acerca para nada a la realidad de la complejidad de la historia. Te recomiendo que empieces a leer sin expectativas, simplemente con el objetivo de disfrutar. Es cierto que quizá cuesta un poco saber de qué va la historia, porque el suspense y la incertidumbre en el que se basa el relato tarda en desvelarse, pero aún así, no se me hizo pesado esperar.

Tercero: permítete leer en diagonal. Y te lo digo así sin tapujos. La acción del relato es importante, pero si alguna descripción te parece exagerada o demasiado extensa no te sientas mal por pasar al siguiente párrafo sin remordimiento. Son casi 700 páginas, con 200 menos tampoco hubiera pasado nada. No digo que sobren, solo digo que a veces no tenemos el humor para ir por las ramas.

En resumen, si te apetece leer algo bien escrito, que trata sobre las relaciones humanas y los tumbos que da la vida, léela sin dudarlo. Si por el contrario lo que quieres es acción y que el narrador vaya al grano, mejor busca otra cosa. Porque Padura está para disfrutarlo sin prisa ni pausa, para vivirlo y olerlo sin pudor.