De las preguntas que respondemos cuando nos presentan a alguien, me encanta la de “y tú, ¿de qué trabajas?”. Parece como que si sabemos a qué se dedica nuestro interlocutor, descubriremos todos sus secretos. Yo siempre contesto que trabajo en una empresa de software, pero en realidad soy escritora.
La última vez que di esta respuesta, la persona que acababa de conocer me miró como si yo fuera un animal en peligro de extinción. “Ostras”, me dijo, “queda poca gente que tenga tan clara su vocación, ¡te felicito!”. Y yo me pasé días pensando en esa respuesta. Más que nada porque desde pequeña mi madre me definiría como una duda existencial con patas: jamás tuve claro (ni creo que lo tenga aún) qué quería ser en la vida, pero la imagen que proyecto a los demás, en cambio, les hace pensar que yo, en la vida, lo tengo todo clarísimo.
Pues bien, yo soy escritora. No he publicado nada, pero según una gran amiga el hecho de haber escrito un libro ya me da el derecho a decir que lo soy, el detalle de no haber publicado no pareció importarle demasiado.
La escritura siempre ha sido una parte de mí, y también la lectura, con lo que no concibo hacer un blog de otra cosa que no sea esto. Y pensé… ¿Por qué no de las dos? Así nace Rosa In Lines, un espacio donde podrás encontrar tres cosas: mis relatos de ficción, mis reflexiones y las reseñas de los libros que leo. Dadas las circunstancias y mi reciente maternidad, he querido añadir un nuevo apartado de Maternidad apocalíptica, donde quiero dar mi visión del embarazo, postparto y maternidad de una manera muy especial.
Leer, leo de todo, y no me escondo. No podría decirte cuál es mi libro favorito, pero sí puedo asegurar con qué libros me identifican las personas que más cerca tengo. Me reconocen si oyen frases como “Lo esencial es invisible a los ojos” (El Principito), o “Lo que de los hombres se dice, verdadero o falso, ocupa tanto lugar en su destino, y sobretodo en su vida, como lo que hacen” (Los Miserables). Quizás aquellos que han pasado más tiempo conmigo sonreirán si leen “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo” (Cien años de soledad). Pero mi vida, mi carácter, se ha forjado pasando por Dickens, David Safier, Ken Follet, Maria de Pau Janer, Nicolas Sparks, Hemingway, Paul Auster, Sofie Meyers y, en realidad cualquier libro que me ha caído en las manos.
Escribir, también he escrito de todo. Se me suelen ocurrir historia con un solo detalle que dispara mi imaginación en el universo paralelo donde me gusta alojarme en mi tiempo libre: mi mundo interior. Y un pedazo de este mundo es lo que encontrarás aquí.
En resumen, de las cosas que más me gusta hacer escogería: ir a la biblioteca y oler libros, mirar el mar en silencio, hacer contrabando literario con Anna, tomar un vinito ( o cuatro) con Marta, comer en plan filosófico con los de la PNL, reír hasta que me da el dolor de tripa con los de la uni, sacar a pasear plantas con Natalia, bailar con mis sobrinos y los domingos de maratones de Netflix y HBO con Miguel. Y desde hace poco mi pasatiempo favorito es observar a mis retoñas, Arlet y Cloe, mientras duermen y comprobar en plan obsesivo si respiran.
Por último, y muy importante, nunca hago la cama, siempre que puedo voy descalza, mi color favorito es el azul y no me gustan las anchoas.
Gracias por leerme.
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