Cosas que no deberían darnos miedo

Foto de Blasco Visual Studio

Hoy vengo a hablarte del miedo durante el parto. Ojalá pudiera empezar diciendo algo así como “estos son los miedos más habituales de un parto en situación normal”. Lo que pasa es que, siendo sincera, lo de “situación normal” ahora mismo suena a broma del mal gusto, así que voy hablarte de los miedos en una situación apocalíptica y que nadie debería padecer.

Escribo esto desde lo que creo que es una crisis de fatiga pandémica que se ha agravado después de unas segundas Navidades atípicas, tan atípicas que no ha habido ni comidas familiares, ni sobremesas y, por no haber, no ha habido ni turrones (gracias diabetes gestacional, un detallazo). Escribo diciéndote algo que ya sabes: mi primera hija nació el 12 de marzo de 2020, pasé un posparto pandémico apocalíptico. Sufrí una perdida (temprana, sí, pero una pérdida al fin y al cabo)el 5 de enero de 2021, sola en urgencias sin mi compañero. Y voy a parir mi segunda hija con fecha de parto prevista el 16 de enero de 2022, sí, en plena sexta ola. O sea; tengo un máster en gestar y parir pandemials. Así que lo siento pero me voy a permitir un poquito de “estoy hasta los ovarios” porque todo apunta que no voy a tener nunca una gestación “normal”. No de nueva normalidad, no. A mí esto de la nueva normalidad me parece una patraña que de normal tiene lo que yo te diga. Me refiero a tener un embarazo, un parto y un posparto de la era antes del puto bicho. Creo que jamás tendré esa oportunidad porque de momento no está en mis planes ser trimadre.

Antes de nada quiero decirte que sí, que ya lo sé, que todos estamos viviendo la pandemia cada uno con nuestras mierdas. Que sí, que también lo sé, que la vida sigue. Me harté de oír estas cosas durante el posparto de Arlet, cuando estábamos confinados y parecía que no tenía derecho a quejarme porque “a ver un posparto tampoco es para tanto, que estás confinada como todo el mundo.” “Es que solo te quejas, todos lo estamos pasando mal”. Pues mira, me quejo si me da la gana. Y no, no espero que me den una medalla por ser madre, porque seguramente ya habrás oído eso de “ tienes hijas porque quieres”, pero las madres, como todos tenemos derecho a decir lo que nos apetezca, por mucho que ser madre sea algo que hayamos escogido nosotras. Y un embarazo es una situación ya de por sí incómoda, y ya genera unos miedos (cada futura madre tiene los suyos propios), como para tener que vivir con miedos ampliados por un virus que parece que no nos ha enseñado nada en dos años.

Una futura madre no debería pasar sus tres últimas semanas de embarazo encerrada y aislada del mundo. A ver, que tampoco soy una persona extremadamente sociable, la verdad es que soy de poca gente y bien escogida. Y después de todo esto: de la brutalidad del maternidad, del distanciamiento de la pandemia, del encerramiento físico, pues la verdad es que interactúo aún con menos gente que antes. Pero con unos pocos no significa que no los necesite. Pues con esto de la sexta ola, de las situación extrema y los contagios, hace muchos días que no veo muchas caras diferentes. Tengo mucha suerte que Miguel y Arlet me caen mínimamente bien, pero, en serio, necesito perderles de vista un ratito (y estoy segura que ellos a mí también)

Jamás debería darnos miedo parir solas. Jamás. Pues bien, si das positivo en Covid en el momento del parto, ¿adivinas qué va a pasar? Pues que parirás sin acompañante. Sí, sí, el padre de tu hija o hijo no podrá estar presente. No sé qué pasa si él también es positivo. No tendría mucho sentido que no pudiera estar contigo estando los dos contagiados pero, vamos, no me sorprendería tampoco. En mis peores pesadillas me imagino en una sala fría con un foco en la cara, tumbada y con una matrona vestida de extraterrestre y la oxitocina sinceramente no la veo por ningún lado.

Sí, sé que me pongo en lo peor, pero el parto de por si da miedo. De hecho podría decirte que me da más miedo este segundo parto que el primero. Seguramente porque en el primer parto quedaban aún dos días para que el mundo se volviera una serie mala de zombies. También porque en el primer parto tienes miedo a lo desconocido, en el segundo tienes miedo porque ya sabes lo que es. Quizá como mi primer parto fue tan relativamente fácil, no me acabo de creer que pueda tener tanta suerte y tener uno igual de bueno, pero bueno esto es paranoia normal y aceptable, no viene por la pandemia.

Una embarazada en sus últimas semanas de embarazo no debería preocuparse porque la trasladen de hospital en plena dilatación. Porque resulta que los partos con positivos de Covid se centran en un hospital en mi ciudad. Es una decisión totalmente comprensible, ya que en el sitio que me toca parir no hay la posibilidad de aislar a la parturienta, con lo que todos los partos de mujeres positivas se derivan a otro hospital, a no ser que llegues en expulsivo, que entonces pues obviamente hacen lo que pueden con lo que tienen. Si ya lo sabes cuando te pones de parto, bueno, mira ya vas directamente al otro hospital. Pero… ¿y si no sabes? Estás allí tan ricamente y te dicen “Mira, como solo estas de 4 centímetros y acabas de dar positiva, te vamos a trasladar.” Me imagino el percal, el susto y la angustia y sinceramente me toca la moral.

En las últimas semanas de gestación, no deberías tener que preocuparte por si te toca parir con un equipo médico que no conoces. Porque obviamente si te trasladan de hospital no vas a conocer la gente que te va atender. Y en un parto la confianza con quien te atiende lo es todo (o casi todo que tú también pones lo tuyo). Yo en mi hospital voy tranquila porque conozco el equipo. Vale, no todos me gustan y tengo mis preferidos/as, pero los conozco. Si doy positivo en el momento del parto (o antes del parto y estoy en los diez días de aislamiento… ¡Ah! No.. espera, ahora se ve que solo son siete días) pues, ale, ¡a la aventura!

Y durante las últimas semanas de embarazo deberías recibir todos esos abrazos que necesitas. En cambio ahora toca ir por la vida evitando el contacto con tu propia familia que para ti se han convertido en armas de destrucción masiva andantes. Y encima tienes que lidiar con la incomprensión, con la gente que no entiende que quien va a parir sola y aislada si dieras positiva eres tú y no ellos. Porque es muy fácil opinar desde la barrera. Ahora… vivirlo cada una lo vive como puede.

Y encima me da por pensar no solo en el parto, sino en el posparto. Con Arlet fue fácil gestionarlo: confinamiento, 0 visitas, 0 opiniones no pedidas. Pero con Cloe estaremos en plena ola y a ver cómo le hacemos entender a la gente que el virus sigue ahí, que la bebé es muy pequeñita y que no me apetece nada que se contagie, con lo cual no hace falta que te acerques. Pero sinceramente, ya tengo demasiada comida en mi plato para ocuparme del postre.

Me gustaría mandar un abrazo a todas estas embarazadas que están en la recta final, sufriendo por lo que pasará en los próximos días. A todas y cada una de vosotras: no estáis solas. Tu miedo es tuyo y lo gestionas como mejor sabes. No permitas que nadie te menosprecie y haz lo que creas que es mejor para ti y tu bebé. Si quieres aislarte, hazlo. Si quieres hacer vida normal y abrazar a tus padres, hermanos, sobrinos; hazlo. Lo que hagas, estará bien. Porque a este paso no sé si será peor pillar el puto bicho o acabar todas locas y desquiciadas.

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