
Gina es un poco como una Amélie decadente. Todo lo decadente que podría ser la película francesa si, en vez de estar ambientada en París, sucediera en el Delta del Ebro. No me malinterpretes: soy una fiel amante del Delta, me encantan los arrozales en invierno y los paisajes cerca del río, por no hablar de sus infinitas playas y los horizontes llenos de cometas de los que practican kitesurf en un mar que siempre parece un lago. Pero el Delta del Ebro tiene este punto especial, como de fin del mundo desaliñado, como si el glamour se hubiera desvanecido y solo hubiera quedado la realidad y el polvo de calles a medio asfaltar.
Comparo Gina con Amélie por varias razones. La primera es que Amélie es una película que suele gustar a todo el mundo y Gina es de ese tipo de libros que puede gustarte por cercano y por tratar un tema que nos toca a demasiadas: la crisis de las que estamos en los treinta y tantos y la maternidad que no llega nos sobrevuela la cabeza de manera monotemática. La segunda razón es que Gina tiene ese punto introspectivo y soñador que comparte con la película de 2001, como si le pudieras poner una banda sonora de esas de boulangerie de Montmartre. Y, por último, la tercera razón es que ambas te hacen sentir ese punto optimista que solo consiguen las pequeñas historias de la cotidianidad.
Pero Gina es mucho más: es la historia de una chica perdida, de alguien a quien de repente diagnostican una enfermedad que hace que tenga que decidir si va a tener hijos ya o si ya no los va atener nunca. Es una historia íntima y personal, pero fácil, quizá para mi gusto demasiado fácil. Es de esos libros que te lees en una sentada y un suspiro. Este pedazo de la vida de Gina transcurre entre dos tiempos, entre el presente y el pasado, y en tres lugares: Barcelona, París y el Delta.
No sabes muy bien cómo pero, las reflexiones de Gina parecen tuyas, como si estuvieran atrapadas en un ser que no eres tú pero que bien podría ser tu alter ego. Habla de las inseguridades y la sexualidad, de los miedos y las trampas de la vida y el final de la novela parece que sea el inicio de un nuevo comienzo.